martes, 13 de marzo de 2012

Encantada.

No voy a matarte, ángel mío de verano.
Solo voy a hacerte renacer.
Serás de nuevo inocente. Toda la inmundicia de la historia desaparecerá, el tiempo se traicionará a sí mismo y todo lo que fue bueno dominará en solitaria majestad.
O puede que te mate realmente, que te haya matado, de modo que el amor pueda ser de nuevo:
Traté de no matar, pero de ese modo, el renacer se hacía imposible, quedaba lo perecedero, se empecinaba en rezagarse en la materia y la infamia vibraba como una larva ardiente dentro de mí y dentro de ti.
Maldad encostrada.Tiempo desgarrado.
Lo intenté por varios medios, me afané, pero no encontré el modo.
Frotaba, lavaba y destrozaba.
¿Lo ves?
Ahora ya no puede hacer más daño, y di que quieres y que osas volver. Nunca más arderá el aire incandescente de angustia por los vapores del alcohol.
Este verano arde el mundo.
Somos iguales, el fuego y yo. Destruimos para que pueda surgir la vida de nuevo.
Deja de arrastrarte, pequeña.
Creías que sabías algo de mí.
Qué vanidosa.

jueves, 6 de enero de 2011

Luz

Él es como una luz.
Una luz que me da sentido.
Una luz que se ha apagado, no veo; me he perdido...

No necesito que me quieras para quererte.


''La media de muerte española ronda los 80 años..
¿Me explico?''


Tan sólo son dos cifras.
El crimen perfecto.

jueves, 23 de diciembre de 2010

24 de diciembre de 2009.

Lo he comprendido.
El recuerdo de aquellos días que te quise, son tan nítidos que parece que mis sentimientos siguen vivos, y no; están muertos ya.
Nada es para siempre y lo sé, lo sé...
Me da igual ya que entre el humo de mi cigarro por la ventana, no me importa que estas barritas de cáncer sean mi alimento día tras día.
No quiero que me beses usando los labios de otra.
No quiero que me hagas el amor usando el cuerpo de otra.
Pero me da igual que el humo entre en mi cuarto.
¿Tiene sentido?
He sido egoísta, y lo sigo siendo...
Lo seré siempre...

Jamás olvidaré esas Navidades. Cómo te conocí. De la forma más absurda que existe. Hablaste conmigo, hablé contigo. Pasamos horas muertas colgados al teléfono a una distancia que se podía medir en cuatro horas de viaje. Vimos amanecer juntos... Y nunca me arrepentiré de haberlo hecho, estando como están ahora las cosas. Te quiero y lo sabes, y aún así mis sentimientos están muertos. ¿Me explicas cómo es posible? ¿Tiene explicación? No...
Y han pasado trescientos sesenta y cinco días.
Lo que me duele es que pudieron ser muchos más...muchísimos más.

Ojos que no ven; corazón que no siente.
Te enseñé cosas...te enseñé cómo matar a alguien aunque esa persona siguiera respirando, sin tocarla siquiera. El crímen perfecto...No lo olvides nunca. No olvides nunca cómo te enseñé a sufrir por amor. No olvides cómo te enseñé a amar a alguien más que a tu propia vida. Yo no lo olvidaré.
Has sido lo mejor.
Simplemente, has sido.

No olvidaré ese beso en el mar...
Me enseñaste a contar estrellas, me enseñaste a ver más allá de mis pestañas, me enseñaste a vivir cuando pensé que estaba muerta, me enseñaste a nadar en placeres que nadie más que tú y yo merecemos conocer, me enseñaste tantas cosas...tantas cosas como me podías haber enseñado.

No olvidaré que me quisiste...porque has sido la persona que mejor ha cuidado de mi corazón.
La misma que con dos palabras lo hace pedazos.

Y seguir sintiendo tu corazón latir al son del mío...
Y seguir sintiendo que el aire que a mí me falta lo estás respirando tú...Es algo que no se va a desvanecer tan fácilmente...

Bonito aquel 21 de diciembre, de dosmilnueve.

Que entre...que entre el humo.



Tan sólo son dos cifras.
El crímen perfecto.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Me persiguen...

No debe ser sano...
Estás en todas partes.
En la lluvia, en la hora, en la cruz de la farmacia, en los autobuses, en la acera, en la esquina, en los semáforos, en los números de teléfono, en mis libros, en el calendario, en las paredes, en el sol, en las nubes, en el cielo, en el aire...Te has quedado grabado en mi piel. Como si no hubiera otro lugar mejor en el mundo donde pudieras estar, como si no necesitases otro sitio donde alojarte. 
Explícame cómo coño olvidarte, si estás en cada calada de cigarro, en cada bocanada de libertad, en cada una de las letras que escribo, en cada uno de los significados de las palabras que formo con ellas.

Ya te siento hasta en mi voz.
Te has incrustado en mi corazón como una herida que sangra con cada latido.
Y lo siento...siento todo. Todas las cosas que te dije, y que no fueron verdad. Cada cosa que te he dicho y que no era mentira. Siento haberme enamorado de ti...Lo siento...lo siento. Es lo peor que te podía haber pasado, y lo sé. Siento que te hayas enamorado de mi, aunque haya sido lo mejor que me haya pasado.
Porque te siento en cada suspiro y en cada aliento. En cada lágrima y en cada recuerdo.
Los recuerdos, vida, son una carga. Una carga pesada, dolorosa. Pero, ¿sabes? Si me tiene que doler, que me duela.
Porque no me imagino un maldito día sin sentirte en cada una de las cosas que toco o que veo, no me imagino un puto momento vacío de ti; los relojes dejarían de tener función y significado.. No, no me imagino que llegue el día en que dejes de quererme, no me imagino el día en que deje de quererte.
No me lo imagino, porque soy consciente de que no existe tal día.
Incluso el reloj te está marcando en este mismo momento...


Tan sólo son dos cifras.
El crímen perfecto.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Sé que tú puedes enseñarme...

A oscuras, en la casa encantada.
No hay luz; no hace falta.
Una mano acariciando mi pierna, la otra lo más profundo de mi ser.
Los besos y las caricias no faltan...son el hálito de vida que necesitaba para no olvidar que tengo que respirar.
Susurros, suspiros...abrazos abrasadores que amenazan con fundirnos.

''Te amo''

Dos palabras, tres sílabas, cinco letras, mil significados.

¿Sabes? Si puedes verte reflejado en los ojos de quien te mira, es porque estás enamorado.
Son espejos...tus ojos son espejos...

Es algo que está dentro de mi. ¿Qué es?
Un sinsentido.

Rastros de sangre en su espalda.
Necesito arañar, morder, acercarme a él hasta que no quede molécula de oxígeno entre nosotros.
Lo necesito si no quiero perder la consciencia de lo que está pasando.
Hasta las estrellas deberían tenernos envidia en este instante.

Lo quiero...lo quiero tanto, que me da miedo.

No hay luz; no hace falta, no hace falta...





Tan sólo son dos cifras.
El crímen perfecto.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

-Adiós.

Mar y cielo.

Fue bonito mientras duró.
Despertar aquella mañana con el Sol empapando las sábanas, revueltas después de la noche.
La mejor noche.
La única noche...
Lo primero que vi fueron sus ojos azules.


''Esperaba con todas mis fuerzas que aquel espantoso día terminase.
Hacía un tiempo espléndido, Sol, playa, arena...
Bah, ¿de qué servía?
Yo quería irme ya a casa; no pintaba nada allí.
Ni siquiera era verano, ¿por qué a la playa?
Me senté, cansada de dar vueltas sinsentido.
El viento me daba en la cara, provocándome una sensación de ingravidez que no sentía desde hacía meses.
Mis ojos no tuvieron más remedio que abrirse como platos al verle pasar por delante de donde me había sentado.

-¿Ehm...?¿Hola?-Casi chillé.

Se dio la vuelta sobresaltado, me miró.

-Hey, tú por aquí- Sonrió.
-Bueno, se han empeñado todos en venir...
-Ya veo, ja,ja.

Dimos un paseo por la playa, hablamos.
Me di cuenta entonces de lo muchísimo que lo echaba de menos...
No sé cómo, acabamos paseando cogidos de la mano.
El calor de su mano cogiendo la mía me quemaba; me dolía pensar que lo estaba tocando, estaba en mis manos, y no era mío.

-Saldrás esta noche, ¿no?-Me preguntó.
-¿Con quién?.
-Pues conmigo y con los demás.
-Psée...Bueno, por qué no.

Seguimos hablando hasta el atardecer. El mar se había vuelto naranja, el cielo era rosa...
Nos despedimos más tarde.
Concretamos la hora a la que saldríamos por la noche.
Me provocaba un dolor físico separarme de él.



Nos reunimos con el resto.
Todos decidieron ir a una casa abandonada, y para llegar a ella había que recorrer un horrible camino lleno de cucarachas.
A través del camino.
Cruzamos el sendero, y misteriosamente volvíamos a ir cogidos de la mano.

-Dios, ¡cuántas estrellas!-Exclamó mirando al cielo.
-Sí...- Contesté - Debería ser siempre de noche.

El silencio se volvió a apoderar del sendero, de la noche y de nosotros.
Los demás iban con un cohete metido en el culo, así que ya ni siquiera los veíamos.

-Te he echado de menos- Dijo de pronto.

Me paré en seco. Lo miré a los ojos. Lo abracé.
No hay palabras capaces de describir lo que sentí en ese momento, no, no las hay. Así que no me molestaré siquiera en intentarlo. Nadie que no sea yo podrá saber jamás la sensación que vivía cuando me acercaba a él.
Me separé para contestarle...

-Yo también.

Me estrechó entre sus brazos y me besó como si lo necesitase. Con urgencia...
Nuestros labios sufrían una especie de simbiosis la una con la otra.''


Y el tiempo pasaba, y éramos felices.
Pero no hay nada como el miedo.
El miedo ciega, hace dudar a las personas...

Recuerdo el día en que todo terminó.

''
-Guárdala como si fuera tu vida-Me dijo ofreciéndome una canica transparente que acababa de sacar de su bolsillo.
-¿Por qué?
-Porque algún día te la pediré y tienes que tenerla.
''

No pregunté nada más.

Hoy por hoy, los días son una cruel imitación del anterior.
Pero aún conservo esa canica.







No habrá en el mundo en los próximos mil años nadie capaz de igualarte.
Echo de menos cada uno de los roces de tu piel contra mi piel.
Yo no soy una flor, soy un cáctus.
Yo ya lo he entendido.
Y creo que tú también lo has hecho...
Nada fue nentira.






Tan sólo son dos cifras.
El crímen perfecto.



'

Historia de una lágrima

Intenta ser discreta, pasar desapercibida. Sabe que de transparente pasa a ser invisible.
Pero incluso lo invisible tiene miedo. Ella tiene miedo a que la vean, miedo de hacer cualquier ruido. No quiere que su significado enfade a los demás, que la odien.
Por miedo al odio, discurre silenciosa por el trazo de una vida que ella no ha escogido. Quiere ser secreta. Se pregunta quién la ve. O lo que es peor, quién la mira. No quiere que la vean, o su trazo se convertirá en herida y se tornará de color rojo. Una lágrima de sangre deja de ser invisible. Por eso finge. Finge transparencia para que así todos la ignoren y no la desprecien. Que con su silencio demuestren su ausencia. Intenta que hasta los últimos latidos de su corazón roto no se escuchen. Se envuelve en sí misma para que su propia esencia camufle su continuo dolor. Tiene miedo, también, de ver su reflejo en cualquier charco o cualquier pequeño trozo de espejo. Tiene miedo de que lo que la imagen le muestre sea visible.
Entonces empieza a tiritar. No es de miedo, sólo es frío. Nota cómo se hiela y cómo discurre más despacio. ¿Qué ha hecho? ¿Por qué la castigan congelándola para que todo sea más lento? No lo entiende. Ella quiere llegar al final. El añorado precipicio...y caer. Dejarse caer y desaparecer para siempre. De pronto, un sol abrasador aparece para descongelarla. Siente cómo se derrite, cómo todo fluye más deprisa. Se siente tan bien...tan viva... ¿Tiene miedo de estar viva? Sí, un poco. Tal vez porque es algo desconocido para ella, y, lo desconocido a veces asusta. Pero le gusta. Le gusta sentir. Se atreve a tomar un poco de color, a confiar en que aunque se deje ver, aunque deje de ser invisible, nada ni nadie le harán daño. La luz del sol se proyecta en ella, haciéndola brillar. Y todos la ven. Admiran su belleza. Su brillo ciega los ojos de quien la mira, tanto, que no pueden ver el precipicio que hay tras ella...No pueden avisarla; ya es tarde. Cae. ¿Tan alto era el precipicio? El frío vuelve. Ella vuelve a congelarse. Al chocar contra el suelo se quiebra en transparentes fragmentos de cristal...
Algún día se filtrará por entre las rocas, se volverá a esconder para que no la encuentren. Buscará un lugar donde nadie la moleste y donde no sufra más. Y cuando lo halle, se quedará dormida. Con el tiempo se secará, como un recuerdo. Pero no pasa nada. Porque no se puede olvidar lo que realmente nunca te ha importado. Y descansará, orgullosa, en su lecho de muerte, porque recorrió el camino, y nadie consiguió verla. Nunca.



Tan sólo son dos cifras.
El crímen perfecto.